Josep Prat Domenech, el presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS) -la mayor empresa pública de la Generalitat de Cataluña, que gestiona 400 centros sanitarios- y el hombre que impulsa el proyecto de trocear y abrir al capital privado la sanidad catalana, compagina este cargo con la vicepresidencia de USP Hospitales. Este holding es uno de los mayores grupos sanitarios privados de España y posee cuatro centros sanitarios en el área metropolitana de Barcelona y Girona. A uno y otro lado del negocio, Prat supervisa la reducción de actividad de los hospitales públicos catalanes causada por los recortes presupuestarios y, según la oposición, maneja una información que constituiría una gran oportunidad de negocio para cualquier grupo hospitalario privado,
Desde la presidencia del ICS, Prat es el autor o inspirador del plan que prevé trocear esta empresa pública en una veintena de compañías abiertas a nuevas formas de gestión y de colaboración con el sector privado, confirman fuentes de Salud.
"Quizá no sea ilegal pero sí totalmente ilegítimo", opina el responsable de sanidad del PSC, Josep Maria Sabaté. Expertos jurídicos cuestionados por este diario rechazaron posicionarse sobre la posible incompatibilidad de cargos, pero señalaron que este caso concreto merece un estudio detallado para verificar si las ocupaciones de Prat se ajustan a la normativa legal.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/alto/cargo/sanidad/catalana/dirige/holding/hospitalario/elpepisoc/20111229elpepisoc_8/Tes
viernes, 30 de diciembre de 2011
domingo, 18 de diciembre de 2011
Si utilizas la teleasistencia has de saber que
Joan Rabasseda Ferrer - (Santa Coloma de Farners)
Ocurrió el sábado, a las dos de la tarde. Mi madre, de 80 años, se cayó. Mi padre, de 85, no pudo ayudarla a levantarse y activó el botón de emergencia del servicio de teleasistencia domiciliaria de la Cruz Roja, que hasta ahora les había dado confianza y tranquilidad. Sin embargo, un operador de la Cruz Roja me llamó para contarme la situación y decirme que ellos tardarían dos horas en llegar. Me desesperé, pues desde mi casa hasta las de mis padres hay una hora en coche. La Cruz Roja me pidió el teléfono de algún vecino para que fuera a echar una mano. Presenté una queja al servicio de teleasistencia, y la respuesta fue que el operador había sido "demasiado sincero¿ al explicar ¿con absoluta transparencia¿ cómo están las cosas. ¿Es este el Estado del bienestar hacia el que nos llevan? Muchísimas gracias, a las vecinas y los vecinos
http://www.elperiodico.com/es/cartas/lectores/teleasistencia-tardia/41603.shtml
Ocurrió el sábado, a las dos de la tarde. Mi madre, de 80 años, se cayó. Mi padre, de 85, no pudo ayudarla a levantarse y activó el botón de emergencia del servicio de teleasistencia domiciliaria de la Cruz Roja, que hasta ahora les había dado confianza y tranquilidad. Sin embargo, un operador de la Cruz Roja me llamó para contarme la situación y decirme que ellos tardarían dos horas en llegar. Me desesperé, pues desde mi casa hasta las de mis padres hay una hora en coche. La Cruz Roja me pidió el teléfono de algún vecino para que fuera a echar una mano. Presenté una queja al servicio de teleasistencia, y la respuesta fue que el operador había sido "demasiado sincero¿ al explicar ¿con absoluta transparencia¿ cómo están las cosas. ¿Es este el Estado del bienestar hacia el que nos llevan? Muchísimas gracias, a las vecinas y los vecinos
http://www.elperiodico.com/es/cartas/lectores/teleasistencia-tardia/41603.shtml
sábado, 10 de diciembre de 2011
Si te fracturas el femur has de saber que
M. Ángeles Alonso Pola - (Barcelona)
El 26 de noviembre mi madre, de 94 años, se cayó y se fracturó el fémur y el hombro. Creímos con toda inocencia que en el Hospital de Sant Pau nos atenderían enseguida, pero aunque debe ser operada de ambas fracturas, nos dijeron que eso no sería posible hasta el 9 o 10 de diciembre por falta de quirófano. Y tampoco había habitaciones libres. Al terrible dolor físico y psíquico de mi madre, se unió mi impotencia ante la situación. Constaté que en la misma sala (urgencias de traumatología) había quirófanos cerrados y camas vacías. A mi madre la dejaron donde, al cabo de tres días, seguía estando: en un pasillo. Atada para que no tirara de las sondas, rabiando de dolor o drogada por los calmantes, apenas comía, apenas hablaba, y cuando lo hacía decía cosas sin sentido, propias de una demencia que no padecía tres días antes. Y lo peor de todo: estaba sola. A mí no me permiten estar con ella más de dos horas al día, de pie, a su lado, en el pasillo. Ha necesitado tres transfusiones de sangre, pues sus heridas sangran internamente y le han causado una anemia. En su misma situación, esperando habitación y quirófano en el pasillo, hay decenas de enfermos sometidos al trajín de un lugar de paso de un hospital precioso y nuevo, pagado entre todos y perfectamente equipado. Los médicos y las enfermeras, que la atienden con la toda la humanidad de que son capaces, tampoco creen lo que ven. No dejo de pensar en las madres del señor Mas y del señor Ruiz. Señores: les pido, por favor, que abran los ojos, que escuchen el clamor de los enfermos y restablezcan los servicios que han eliminado. Su política de recortes mata a la gente. Se me parte el corazón ante una situación tan injusta y degradante. No me gustaría estar en la conciencia de los señores Mas y Ruiz.
El 26 de noviembre mi madre, de 94 años, se cayó y se fracturó el fémur y el hombro. Creímos con toda inocencia que en el Hospital de Sant Pau nos atenderían enseguida, pero aunque debe ser operada de ambas fracturas, nos dijeron que eso no sería posible hasta el 9 o 10 de diciembre por falta de quirófano. Y tampoco había habitaciones libres. Al terrible dolor físico y psíquico de mi madre, se unió mi impotencia ante la situación. Constaté que en la misma sala (urgencias de traumatología) había quirófanos cerrados y camas vacías. A mi madre la dejaron donde, al cabo de tres días, seguía estando: en un pasillo. Atada para que no tirara de las sondas, rabiando de dolor o drogada por los calmantes, apenas comía, apenas hablaba, y cuando lo hacía decía cosas sin sentido, propias de una demencia que no padecía tres días antes. Y lo peor de todo: estaba sola. A mí no me permiten estar con ella más de dos horas al día, de pie, a su lado, en el pasillo. Ha necesitado tres transfusiones de sangre, pues sus heridas sangran internamente y le han causado una anemia. En su misma situación, esperando habitación y quirófano en el pasillo, hay decenas de enfermos sometidos al trajín de un lugar de paso de un hospital precioso y nuevo, pagado entre todos y perfectamente equipado. Los médicos y las enfermeras, que la atienden con la toda la humanidad de que son capaces, tampoco creen lo que ven. No dejo de pensar en las madres del señor Mas y del señor Ruiz. Señores: les pido, por favor, que abran los ojos, que escuchen el clamor de los enfermos y restablezcan los servicios que han eliminado. Su política de recortes mata a la gente. Se me parte el corazón ante una situación tan injusta y degradante. No me gustaría estar en la conciencia de los señores Mas y Ruiz.
sábado, 3 de diciembre de 2011
Si te vas a poner enfermo este puente has de saber que
La Generalitat de Catalunya declara que debe ahorrar 77 millones antes de fin de año.
Para ello, dejará al mínimo los mayores hospitales públicos durante la semana del puente de la Constitución. La medida se añade al cierre ya ejecutado de ambulatorios, camas y ambulancias y se aplicará al menos un día entre el 5 y el 11 de diciembre.
Para ello, dejará al mínimo los mayores hospitales públicos durante la semana del puente de la Constitución. La medida se añade al cierre ya ejecutado de ambulatorios, camas y ambulancias y se aplicará al menos un día entre el 5 y el 11 de diciembre.
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